Así vivía esta persona, con los suplicios cantados, embarrados sobre la nariz y ocasionándole estornudos de sangre, respiros hondos fríos calándole los pulmones. Prefería el pesar aunque esto le trajera dolores de pecho, la rata rasgándole el esófago con las angustias placenteras.
El suplicio era su amante, le gustaba besar la pena mientras lloraba y sola, esta persona se consolaba ridículamente, tan caricaturesca esta pintura como su vida llena de absurdos, basándose en melancolías continuas por esto y aquello. La melodía del dolor, el pago en abonos al desconsuelo del amor entre comillas recíproco, el por qué; el por qué. La muletilla de las causas de una vida así y no de la otra forma, las comparaciones cargadas de estribillos sin saber, sólo desear y anhelar con el daño fuerte en el pecho, la mirada melancólica con pasados galvánicos y empedrados, con masoquismos adorados, erecciones por saberse mártir, por saberse víctima, orgasmos por ser siempre el de la pena, el olvidado, el triste, el resignado. Así vive esta persona, siempre viendo pasar, siempre fumando su cigarrillo dejándose el olor a colilla sobre las huellas, el sarro mineralizado entre las ranuritas, la mirada andada por allí, mirando quién sabe qué o quién sabe a quién. Buscando ser su propio protagonista del melodrama equiparado al de las grandes víctimas famosas, éstas que son aduladas y santificadas; así busca ser esta persona. Busca, busca, sigue durmiendo con el frío, mientras los otros siguen, nadie se percata pero piensa que sí. La melancolía es la comida, es su única apetencia ante las circunstancias. El ansia del tormento es todo, la avidez del llanto con esa mueca tan mona y tan ramera del rostro a punto de la primera lágrima, sin poder controlarla, sin permiso ésta comienza a salir y hace su faena como si se tratase de un concurso de tristezas. Así es su paso por este lugar, pesadumbre tras pesadumbre, sólo pensando en el por qué, pensando en qué hubiera sido si, en por qué a mí, auto consolándose, dándose, así son los tristes, así son; los que aman el sufrimiento. Esta persona era de esta manera, siempre compadeciendo su existencia, cargando sus placeres y cortándose la sangre, arrancándosela. Qué pena este sinsabor, la amargura opacó su vida, opacó el sentir, opacó el querer, opacó el hacer, opacó todo; pero así le gustaba, lo disfrutaba, tenía su propia telenovelita grotesca.
J.L. Mejía
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
JORGE
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA ,STAR WARS,
José
Ramón...