Nadie muere en domingo.
La soledad es el alma de la vida. Siempre pensé en el significado de muchas
cosas, sin embargo sigo sin encontrar las respuestas. No sé si las personas
sigan estrujadas en su egoísmo de una manera natural.
Me cuesta ser egoísta,
pero me cuesta más adaptarme a los usos de los demás. Al estilo y práctica del
otro. La palabrería sin sentido es eso: el despropósito. De lo que estoy seguro
es de que te amé, te amo y te amaré aunque la intensidad y las carencias harán
su labor pertinente. Por un lado una reducción y por el otro habrá una llaga,
de las que ya no sanan, de las que hacen una marca más diciendo: “aquí me
encuentro”. El aquí me encuentro que hará más adaptable el futuro, más estéril.
Porque al final qué más da. Seguir o no, es cosa de melancólicos y cobardes, de
guerreros sin corazón y disimulos sociales. Qué más da, llorar y seguir. Qué
más da. Es igual, pensará la razón y la sutura de las aflicciones, el tiempo
engaña pues hace asimilar pero jamás olvidar. No se olvida, se falsea el
recuerdo. Ahí sigue, pendiente y acumulado como si una especie de monstruito se
burlara de ti en cada hundimiento. Me ahorqué yo solo y endosé mi espíritu a la
mesura, a los sinsabores. Haciendo que desprecie el fatalismo, esta hecatombe
orquestada por nuestra cultura, por nuestro recato y cinismo al mismo: dolor,
desprecio y tristeza. Te fuiste, sí. Y ahí está el monstruito burlándose de los
dos nuevamente. Yo te amo y no sé qué es el amor. Sin embargo sé que he sido
capaz de amar. Y ahí siguen acumulándose los tormentos, haciendo que el dolor
sea una vergüenza. ¿Cómo hacen las personas para seguir y seguir? Fingiendo. Ya
no jugaremos más, ya no. Regreso a mi indiferencia, la misma que me hizo
alabarte al inicio. Tú regresa al egoísmo. Y ahí está el grito fusionado con la
rabia mostrando este desastre. Contarás los porqués de tu huida y tendrás la oportunidad
de desmoronarme en tus tratos sociales, de
desnucarme con la palabra. Fue tosco e infame, diabólico y cruel, falaz y
farsante, fue la peor persona sobre este planeta. Cuando lo hagas, hazlo con
elegancia y déjame sin oportunidades. Sólo así te demostrarás qué tan duro fue
el golpe. Demuestra y pinta un gran gesto de satisfacción estéril. Yo no
estaré ahí para verlo. Cerrarás todo con la última oración que me susurraste: “te
odio”. Y yo no estaré más
Nadie muere en domingo.
La soledad es el alma de la vida. Siempre pensé en el significado de muchas
cosas, sin embargo sigo sin encontrar las respuestas. No sé si las personas
sigan estrujadas en su egoísmo de una manera natural.
Me cuesta ser egoísta,
pero me cuesta más adaptarme a los usos de los demás. Al estilo y práctica del
otro. La palabrería sin sentido es eso: el despropósito. De lo que estoy seguro
es de que te amé, te amo y te amaré aunque la intensidad y las carencias harán
su labor pertinente. Por un lado una reducción y por el otro habrá una llaga,
de las que ya no sanan, de las que hacen una marca más diciendo: “aquí me
encuentro”. El aquí me encuentro que hará más adaptable el futuro, más estéril.
Porque al final qué más da. Seguir o no, es cosa de melancólicos y cobardes, de
guerreros sin corazón y disimulos sociales. Qué más da, llorar y seguir. Qué
más da. Es igual, pensará la razón y la sutura de las aflicciones, el tiempo
engaña pues hace asimilar pero jamás olvidar. No se olvida, se falsea el
recuerdo. Ahí sigue, pendiente y acumulado como si una especie de monstruito se
burlara de ti en cada hundimiento. Me ahorqué yo solo y endosé mi espíritu a la
mesura, a los sinsabores. Haciendo que desprecie el fatalismo, esta hecatombe
orquestada por nuestra cultura, por nuestro recato y cinismo al mismo: dolor,
desprecio y tristeza. Te fuiste, sí. Y ahí está el monstruito burlándose de los
dos nuevamente. Yo te amo y no sé qué es el amor. Sin embargo sé que he sido
capaz de amar. Y ahí siguen acumulándose los tormentos, haciendo que el dolor
sea una vergüenza. ¿Cómo hacen las personas para seguir y seguir? Fingiendo. Ya
no jugaremos más, ya no. Regreso a mi indiferencia, la misma que me hizo
alabarte al inicio. Tú regresa al egoísmo. Y ahí está el grito fusionado con la
rabia mostrando este desastre. Contarás los porqués de tu huida y tendrás la oportunidad
de desmoronarme en tus tratos sociales, de
desnucarme con la palabra. Fue tosco e infame, diabólico y cruel, falaz y
farsante, fue la peor persona sobre este planeta. Cuando lo hagas, hazlo con
elegancia y déjame sin oportunidades. Sólo así te demostrarás qué tan duro fue
el golpe. Demuestra y pinta un gran gesto de satisfacción estéril. Yo no
estaré ahí para verlo. Cerrarás todo con la última oración que me susurraste: “te
odio”. Y yo no estaré más
J.L. Mejía.
Hola, la pluma insolente te ha nominado a dos premios, mira todo el post que el segundo premio y las preguntas del primero están por ahí abajo XD. http://laplumainsolente.blogspot.com.es/2015/03/hola-estimadas-protoseres-de-mas-alla.html Un saludo.
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