domingo, 29 de enero de 2012

El humano todo se complica

Cuando llegó al mundo, sólo se complicó el todo, solo él. Llegó y ha dicho: -Tengo hambre- allí surge la primera complicación, comienza a cazar y a quitar la vida, ahora juega a ser Dios. Luego más y más: Cómo comunicarse, cómo matar a la pronta amenaza, cómo procrear.
Comienza a buscarse respuestas sobre la mayoría; quién es el rayo, qué es la lluvia, qué es el temblor. El miedo hosco hace presencia en su corazón, le dice qué y cómo según la experiencia, según lo que ha visto y sentido. Así nacen los próximos; vienen las primeras rivalidades, los primeros sentimientos. El celo está presente, el recelo y los conceptos encasillados. Qué es el sexo, qué es defecar, qué es llorar. Comienzan a saber qué sí y qué no; qué a criterio es correcto y qué no. Puede ser el origen de cosas tan palurdas como el sentido común y lo políticamente correcto. Llegan más y más; ahora ya no pueden sentir lo que sienten por el otro pues el otro es mío y el otro es del otro. Las reparticiones de la tierra, del alimento, de los espacios, del todo. Ahora deben explicarse muchas situaciones, muchas cosas que no cuentan con réplicas al alcance. Van evolucionando, van matándose, van criando, van copulando más y más. Nacen las leyes, los límites, las reglas para que ningún ente se salga por la tangente. El poder lo mueve desde sus inicios, antes el más fuerte; ahora el más inteligente y luego será el más comediante. El sexo es placentero pero le denuncia lo más bajo que puede caer, se siente una marioneta poseída por él. Comienza a sentir y luego a definir los mismos; nacen conceptos como el amor, la venganza, infidelidad, eufemismos, dogmas y muchos más. Primero adoró a la esfera caliente, luego a sus súbditos: la lluvia, el calor, el cierzo y varios. Más tarde llegó un ser y dijo la palabra, luego otro y predicó; se hicieron consecutivos. Se movieron escritos e ideas. Comienzan a tejerse entre ellos como una inmensa red de predicación. Las disputas siempre han estado, por qué el negro, por qué el de ojos rasgados, por qué el de piel morena, por qué el blanco. Se dividen por colores, se conquistan y se violan, se matan, se torturan para infundirse las doctrinas diversas. Se enferman, descubren tapones, se enferman más y traen más mantillas a la enfermedad. El dios frío les juega mal, seguramente por no adorarlo más. Inventan cosas, cosas para moverse, para hacerse la vida más fácil pero más complicada. Sin saber que; han anclado todo. Ahora deben seguir un libreto con personajes no definidos, pero los diálogos están allí. Sé que debo amar, sé que debo creer, sé que debo seguir, sé que debo posar, sé que debo llorar, sé que debo reír, sé que debo ser esto y lo otro, sé que debo ser uno más de éstos. Así llegan más y más. Son muchos ya, muchos munditos mezclados en uno inmenso. Cada uno piensa y ve el todo de una manera distinta. Nacen los distractores y ahora viven por ellos, sus días son así, enjaulados en la costumbre y esperando romper la cadena de la misma para buscarlos; siempre hacer algo diferente en esperar de llegar a la nada. Llegan más y se van menos de los que vienen. Un día se aman, al otro son felices, un día odian, al otro son zalameros, luego lloran, luego perdonan, luego sienten, luego dicen, luego buscan; siempre buscan. Les gusta sentir, se mueven por eso. Siempre palpar, no importando qué. Ahora han creado arquetipos y modelos para secundar. Los alaban, les gritan y los aman. Quieren ser como ellos, movidos por el ego y la pose, así nacen estos dos. La pose es el miedo disfrazado de puta. Son animales movidos por el ego bien lo decía Murdoch. Ahora buscan ser, anhelan el reconocimiento y sus autorrealizaciones. Nacen más y más palabras atadas a estas ideas. Se juzgan, se ríen de ellos mismos. Cómico pensar que en sus inicios se juzgaran por cómo masticaban la carne, por cómo vestían las pieles que los cubrían o por cómo se veían. Se dividen por extractos, se dicen cómo ser, se generan ideas para cubrir sus depresiones, sus miedos, sus ideales del éxito, cómo ser en el sexo, cómo ser más feliz, cómo amar, se dicen cómo; siempre aconsejándose para buscar la monopolización del otro. Cuando crearon el dinero se jodieron más de lo que pensaron pues comenzaron intercambiando objetos para vivir, luego cosas preciosas de algún valor comercial sin fijarse mucho por el valor intrínseco. Qué valor tiene un papel verde para ellos; mucho. Tiene un respaldo amplio y grueso que dicta su existir. Así es el animal racional, entre comillas.




J.L. Mejía

No hay comentarios:

Publicar un comentario