sábado, 5 de noviembre de 2011

De qué sirvió que te amara



De qué sirvió que te amara, de mucho.  En la periferia de lo otro, de lo que no importó. Sirvió para alimentar tu ego, el mismo que ahora te sirve para rebotar con otros egos, para sentirte, para elevarte sobre los simples mortales que te admiraron y te alabaron, los que te hacen palpar la sensiblería.

De qué sirvió que te amara, sirvió para ahogar más las arcas del mercenario de chucherías, del comerciante del amor, éste que dice que cierta fecha para amar  es tal y debe ser así, el que dice cómo y cuándo amar. Pero qué mierdas es amar, si ni siquiera sé quién soy yo. De qué sirvió que te amara, valió del tiempo destinado a la verborrea, la miel sobre lo ácido y lo falso, la basura de lo impuesto sobre la fingida obra de teatro, tan adulterada como los cánones del guión que seguimos, la película ridícula sobre las poses y sobre el rol de cada personaje; tú, haces así, tú debes abrir la puerta, tú debes hacerte la interesante, tú, debes ser así, tú debes ser lo otro; pendejadas. De qué sirvió que te amara, de la presentación con los terceros, los ánimos de las tuyas contra los aplausos de los míos, las pláticas interminables sobre lo cotidiano, sobre la felicidad prostituida, empotrada sobre un letrero de –Felicidad diez pesos el kilo-. De qué sirvió que te amara, de llenar el bolsillo de ilusiones tontas, de anhelos inconclusos, de la telenovelita grotesca sobre el placer del sufrimiento, qué cosas, qué cosas; pero así es esto supongo no sé, eso de las miraditas a otros y a otras cuando el otro no ve. La santurronería pendeja, las mamadas del control y monopolización sobre el otro, la flor marchita, la prueba de amor, la caja de bombones, el detallito, la mosca muerta, el vómito del diablo, el caos del sexo. De qué sirvió que te amara, para el cotilleo de la masa, para darles un aliciente a su existencia, la charla de su día a día, la ruptura de su rutina. De qué sirvió que te amara, hacer famosos a todos los que le cantan y le escriben a la ramería de dolores por el apego y la desavenencia. De qué sirvió que te amara, concebir refritos baratos de poemas, escritos y frases; la mudanza de ánimos conectados al momento de tus pinches cambios de índole. Qué mierdas es amar y amor, es una palabra tan prostituida como la puta de Babilonia, tan manoseada, tan truqueada y tan bombardeada. Ridículo, ridículo cuando un día te ama y al otro ya no está, nada pasó realmente, el viento se llevó todo, deja el recuerdo y  los vicios que golpean en los siguientes, el siguiente en la fila padece los demonios y las basuras de la obra anterior. Tonto es, el –Te amo-; cuántos lo dirán a conciencia, qué tontería más grande, supongo que es una de las tonterías más tontas del ser humano. De qué sirvió que te amara, de nada; sólo para llenar más el drenaje. 

J.L. Mejía

2 comentarios:

  1. ¿Aplausos? ¿En serio...? !Va de mal en peor!

    Dije que ya no lo leería, pero confié en que iba a mejorar lo que escribe y no noto ningún cambio, que lástima. No perderé más mi tiempo.

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