lunes, 7 de noviembre de 2011

La granja del ranchero


Existía una granja, propiedad de un viejo ranchero, el cual ya no podía controlarla pues éste terminaba fatigado. Diversos animales inquietos comenzaron a realizar actos a expensas del orden. Los cerdos invadían el sitio de los perros, las vacas bebían de la fuente perteneciente a los caballos, las aves atacaban a los insectos y otras escenas semejantes.

El caos reinaba en la granja del ranchero, que en esos momentos yacía en su cama sin saber qué sucedía. Existía un grupo de animales, que mezclados en distintas especies se reunieron algo abrumados, decían –Qué debemos hacer-. Entre éstos, había un toro longevo que por su experiencia había vivido algo similar años atrás, durante una revuelta de toros en una granja donde había estado; proponía convocar a todas las especies a un diálogo, una voz y designar un líder para ser ése el que logre hacerlos sobrevivir y convivir. Un gallo joven decía –Puedo ser el líder, doy el sonido para despertar todas las mañanas- al tiempo, una oveja manifestó –Tengo experiencia con los rebaños y el conjunto-. Los pocos animales habían organizado un bosquejo de regulación. El toro les recordaba –Debemos decidir todos-, sería otra tarea más complicada. Los pocos animales organizados, en principio colocarían dos cestas, una con maíz que representaba al gallo y la otra con césped, representando a la oveja. Todos los animales debían acudir un día programado a realizar su elección en base a los conocimientos que tenían de los dos animales líderes postulados, el que resultara ganador, sería el encargado de organizar la granja. Respetando los espacios de cada especie, responsabilidades y diversos aspectos relacionados con cada grupo. Fue convocada la elección, en medio de un clima tenso. La mayoría no acudieron a votar pues, tenían miedo por el tiempo de violencia vivido en la granja, otros tantos no sabían a qué se referían con eso de “votar”, otros no se habían enterado de lo acontecido, ¿Elecciones? ¿Qué es eso?. Estaban los que no creían en elegir, éstos decían –No cambiará nada-. La elección, fue así un fracaso; un par de votos. El gallo, la oveja y algunos se reunieron a pensar cómo lograr promover la participación. Tuvieron varias ideas, algunas peculiares. El gallo cantaría más temprano, con el fin de fomentar el voto. La oveja, corría todos los días por la granja llamando la atención, voceaba; algunos otros ayudaban. Informaban, animal por animal, ventajas y desventajas de elegir un representante que organizara todo en conjunto, seleccionado por la mayoría. Algunos animales violentos dejaron de serlo, otros desinformados ya sabían en qué consistía la organización, los siguientes sabían la importancia de ser escuchados y representados. Se convocaron así, nuevas elecciones. Dos cestas, maíz y césped. Cada animal pasaba y elegía una colocando algún objeto, generalmente eran piedras. Al final se contaron las piedras, una por una. Había muchas, algunos decidieron no votar, pero la mayoría sí. Eligieron a la oveja, tenía un fuerte reto. La igualdad de las especies, el orden, la participación, la conciencia y la importancia de saber que todos y cada uno son importantes.


J.L. Mejía

3 comentarios:

  1. Rebelión en la granja revisited.

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  2. Ay Jorge!!

    Esto va de mal en peor...no puede ser!!!

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  3. Si así escribiéramos todos, nadie nos leería, desde este día, he decidido no perder mi tiempo con tu blog, mejor leo los libros, están mil veces mejor.

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