sábado, 10 de septiembre de 2011

El hombre que nunca amó

En cierto lugar estaba. Es bien sabido que un día una persona sale y es atropellada, estaba en ese sitio. Un día alguno, con la menor probabilidad del mundo de recibir un rayo emanado por el dedo de dios, lo recibe y muerte, estaba en ese sitio.


Al igual que alguien, que está allí, esperando algo y por alguna circunstancia o alguna razón extraña que algunos afirmarán como –Destino-, llega ella, te sonríe y después de muchos años le cuentan a sus nietos esa historia de versiones según la labor del tiempo en decadencia de la memoria; algunos detalles perdidos, otros trastocados.


El hombre que nunca amó, estuvo en el sitio indicado cuando se hizo la repartición del amor, cuando se hicieron filas de hombres y mujeres para conocer sus mitades, cuartos o lo que sea. Digo que, estuvo en el lugar indicado porque bien lo dice su detalle –Nunca amó-, no estuvo en el sitio de repartición. Estuvo en algún otro sitio, haciendo otra cosa, algo menos o más importante, tal vez viendo los tulipanes, caminando en la lluvia, esperando algo que no sabe qué, haciendo nada.

El hombre que nunca amó, no supo lo que era ser rechazado por el ser deseado, no supo lo que era luchar por un noble mensaje interno que lo conducía por impulso, no supo tampoco caer en costumbres de palabras, ademanes y demás parafernalia. El hombre que nunca amó, nunca supo hacer locuras por eso, nunca supo probar el aire del otro ser, nunca sintió ese gato que araña el esófago cuando se vive una decepción.

El hombre que nunca amó, no supo lo que era el valor de una moneda entre dos, no supo lo que era dormir al lado de la cama en un hospital, no supo desvelarse por la angustia, no sintió ese algo invisible de saber que lo esperan, no supo derramar agua al saber sobre algún accidente de su contraparte, no supo limpiar las heces y suciedades de su mitad enferma.

El hombre que nunca amó, no supo gritar, no supo pensar –Ya basta-, no supo tener el lente rojo, no supo ser contagiado, no supo volar en el azul de los cielos mientras el aire frio pasaba por sus fosas, no supo poseer la carne, no supo probar el líquido, no supo tocar la seda con sus propias manos.

El hombre que nunca amó, sabía que eso no era para todos. Pensó –Hay gente que estudia, hay gente que no-, -Hay gente que va a la guerra, hay gente que no-, Hay gente que tiene dinero, hay gente que no-, -Hay gente que es feliz, hay gente que no-, -Hay gente para todo-. Él sabía que eso que llamaban amor, para él no estaba, no era, no iba, no. No todos somos para eso. Evitaba estar con mitades para tapar miedos, llenar vacios, darle de comer a la bestia interna, no tener miedo a la oscuridad.

El hombre que nunca amó vivió con él, estaba tranquilo, sabía que así era y lo aceptó.

Jorge Mejía

2 comentarios:

  1. El destino... maldito y bendecido destino

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  2. Pues lo bueno es que estaba tranquilo y que lo aceptaba. Pero yo soy de las personas que nunca me quedo con dudas, ni con las ganas de hacer aquello que me inquieta,aquello que perturba mi paz. He abierto muchas puertas con cerrojos y con candados y con mucho miedo y cautela he entrado como un ratero y he robado aprendizajes y lecciones. La puerta del amor se atraveso en mi camino; entre y como vi que esta puerta estaba abierta a todo publico hice de las mias, abuse de la hospitalidad, del confort, de la seguridad,del amor que me daban alli dentro. Fui un egoista y abusivo,un maldito desgraciado. Salio el custodio xq alguien dijo q habia un loco por alli haciendo de las suyas. Muy sutilmente vino hacia mi y me pidio que me retirase. Con un aire de grandeza voltee lo vi y muy orgulloso me sali. Hacia un frio de la re-chingada y estaba nevando. Me grito desde la puerta -El dia que quieras hijo, esta puerta seguira abierta para todos solo ve a dar un paseo y despues me cuentas. -Lo mande al diablo y quede tirado muerto de frio,de hambre,de soledad con un vacio tremendo,sabia que habia hecho mal pense que moriria. A la manana siguiente alli estaba el, parado soltando una ligera carcajada por mis ninerias,viendome como si fuese yo un chiquillo,recargado sobre el marco de la puerta y con los brazos cruzados me dijo -Aqui no hay egos,no hay burlas,no hay falsedades,no hay tristeza,no hay nada que tu no quieras. La clave esta en saber dar sin esperar recibir, asi es el amor. Simplemente dalo asi porque si ,y entonces veras y sentiras la verdadera belleza cosmica de la vida.
    Esta bien el escrito,aunque yo pienso que das mucho enfasis a ciertos detalles que nunca tuvo.
    Aventurate y emana ese empujon o esa aventura que nos gusta a la gente que nos digan. Deja huella.

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