miércoles, 21 de septiembre de 2011

Leer sin reflexión


El leer sin la reflexión, es algo insípido. En una ocasión, una persona le dijo a otra: “La gente gasta el dinero de mala forma, tú te lo gastas en comida, yo prefiero gastármelo en un buen libro”.
Al momento de escucharlo algunas conclusiones pasaron por mi cabeza, que si era algún fantoche intentado hacerse el interesante, que si tenía razón, que si no. La misma persona prosiguió: “Tú que gastas en comida, gastas el dinero, comes y ésta se hace mierda al final. En cambio yo, invierto el dinero, leo y éste se hace conocimiento al final”. Puede ser que tenga razón en lo que maneja, sin embargo no del todo. Primero se refería a que la persona de la comida gastaba en comidas costosas. Comer es una necesidad para vivir, otra cosa es comer por comer o por gula como dicen. Pero el comer para satisfacer la necesidad y no por placer es un gasto necesario. Cierto es que inviertes en un “buen libro”. ¿Qué es un buen libro? En qué se basa la crítica para encasillar un buen libro de un mal libro. Supongo que por el simple hecho de que alguna editorial decida publicar alguno, ya lo convierte en un material redituable en función del ingreso que éste generará o cuando menos dará algo de ganancia, renombre o algún tipo de interés positivo hacia la misma. Cierto día leí un artículo en un diario donde mencionaban los célebres “Bestsellers” en México, allí se encontraban libros escritos por personajes de la televisión mexicana, de los canales que ofrecen más memez que reflexión. Libros sobre: -Qué onda con tu cuerpo-,  algún libro de una mujer que da cotilleo en la televisión y demás autores. Si se inculca la lectura, una persona bajo ese razonamiento por leer alguno de estos ejemplares escritos por personajes maquinados por la televisión, pensará que lo que lee es un contenido firme e hilado de forma que creará reflexión en el lector. Puede ser que sí, si se le encuentra la conclusión a cualquier cosa, pero no esperaría mucho de algún libro de estos autores. Un Bestseller, para mí no sería un libro que leería. Prefiero libros empolvados en alguna librería vieja con un señor atendiéndola, contándome el recorrido de su negocio por los años. Prefiero libros de autores que dedicaron su vida a la escritura y no un apéndice más para ganar dinero como estos personajes. Prefiero libros de escritores que sufrieron su escrito, lo sintieron, lo vivieron, lo lloraron, lo anhelaron y lo sangraron. Un buen libro es el libro que te marca, que te ayuda en la formación de tu pensamiento, que te transmite algún mensaje de aliento cuando todo va mal, que te hace reír en instantes, que te hace sentir abrumado en otros, el autor te inquieta con lo escrito, con cada hoja sientes una emoción inexplicable. Ese es el buen libro, ningún crítico tiene el poder de dictar cuál es un buen libro. El buen libro es el que desasosiega, causa reflexión y crea un cambio en el que lo lee. El libro elige a la persona. Regresando a las palabras de la primera persona, ésta establece que “invierte” en un buen libro y gana conocimiento. Lo ve en función de una ganancia, en función monetaria pues la inversión regresa lo que coloca con los réditos. Pero qué pasa si, aquello que lee es mierda y ésta se va como mierda a su cerebro, tendrá mierda como el mismo que gastó en comida que tuvo el mismo final. No hablo en sentido literal, me refiero que de igual forma es peligroso leer y no crear reflexión. Qué pasa si leo puros libros de la señora que da cotilleo en la televisión, me caso con sus ideas y siento que esa vía debe seguir mi vida. Estaré haciendo o diciendo lo que esa persona piensa. Algunos dicen: “El escritor tal dice que así debe ser”, “Leí el libro del Doctor tal y éste establece ciertos puntos para ser feliz, debo hacerlos”, “Leí el libro del conductor de televisión y dice que la vida es así”. Se casan con ideas y las adoptan, no generan reflexión. Finalmente digo que los pensamientos pueden ser mierda por no asimilar una reflexión, un pensamiento, conclusiones, deducciones, intuiciones y hasta alucinaciones. Leer por leer, para presumir que se lee, para decir que ya lee el famoso libro del autor, para generar una pose o lo que sea. Dará igual, se miente usted mismo. Mejor gaste su dinero en una buena y costosa comida.

J.L. Mejía

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